Los perros y gatos tienen un ritmo de vida mucho más rápido que el nuestro.

Así, de la misma forma que una persona debe controlar más su salud a medida que envejece, el estado sanitario de los animales también debería ser más exhaustivamente vigilado a partir de cierta edad.

Desde los 7-8 años (dependiendo de la especie y tamaño) recomendamos realizar, al menos, un chequeo completo anual a nuestra mascota; puede parecer excesivo, pero tengamos en cuenta que un perro de 10 años que  acudiese una vez al año al veterinario sería como una persona de más de 70 que solamente fuese al médico cada 7 u 8 años.

Gracias a la siguiente tabla podremos hacernos una idea de la equivalencia entre su edad y la nuestra:

       EDADGATOPERRO RAZA PEQUEÑAPERRO RAZA MEDIANAPERRO RAZA         GRANDE
6 meses1815108
1 año19201816
2 años24282722
3 años28323331
4 años32363940
5 años36404549
6 años40445158
7 años44485767
8 años48526376
9 años52566985
10 años56607596
11 años606480105
12 años646885
13 años687290
14 años727696
15 años7680102
16 años8084110
17 años8488
18 años8894
19 años94100
20 años100110
21 años110

Estos chequeos geriátricos son muy importantes, sobre todo desde el punto de vista de la medicina preventiva: la detección precoz de procesos patológicos que aún no den síntomas pero que ya se estén desarrollando es clave para el éxito de un posible tratamiento. En multitud de enfermedades asociadas a una edad avanzada, una vez que aparecen los primeros síntomas puede ser ya demasiado tarde para realizar una terapia adecuada, con lo que la duración y la calidad de la vida de nuestro animal podrían verse sensiblemente disminuidas. Por otra parte, la realización de estas pruebas nos permitirá contar con una valiosa referencia con la que comparar futuros análisis, detectando así variaciones patológicas con mayor precisión.

Los chequeos geriátricos que realizamos en nuestra clínica constan de las siguientes pruebas:

Control del peso y condición corporal: la obesidad es unos de los problemas más frecuentes en animales mayores, y puede acarrear gran cantidad de trastornos muy importantes para nuestra mascota.

 Medición de la tensión arterial: al igual que en el ser humano, el control de la presión sanguínea es esencial en los animales de edad avanzada.

Electrocardiograma: nos permitirá valorar la funcionalidad cardiaca, así como detectar posibles cardiopatías.

Exploración pormenorizada: en ella nos detendremos en cada zona anatómica concreta; consta de los siguientes apartados:

  • General
  • Ojos y anejos
  • Orejas y oídos
  • Mucosas
  • Boca
  • Ganglios
  • Piel
  • Mamas
  • Abdomen
  • Ano y periné
  • Cola
  • Extremidades
  • Exploración neurológica

  Nervios craneales

  Movimiento

  Reacciones posturales

  Reflejos espinales

  Nocicepción

  Auscultación: junto con el electrocardiograma y las radiografías torácicas nos permite hacer una valoración completa del sistema cardiorrespiratorio.

  • Pulmonar
  • Cardiaca

Medición de la temperatura

Análisis de heces: permite comprobar la presencia de parásitos internos.

Análisis sanguíneo: gracias a él podremos apreciar la correcta funcionalidad de los órganos internos (hígado, riñón…), así como detectar infecciones, inflamaciones, anemias y todo tipo de alteraciones hematológicas.

  • Hemograma
  • Bioquímica
  • Frotis sanguíneo

Análisis urinario: nos da valiosa información sobre el sistema urinario, incluida una valoración de la funcionalidad renal.

  • Tira de orina
  • Densidad urinaria
  • Centrifugación y análisis del sedimento

Estudio radiológico torácico: complementa la auscultación y el electrocardiograma, además de permitirnos detectar masas y otras alteraciones torácicas que de otra manera no serían detectables.

Categorías: Sin categoría